"Debo decirte una cosa. No es fácil. Se lo he dicho una vez y a una sola persona. Yo pensaba que el amor es la búsqueda del placer, del puro placer, dárselo a alguien que uno desea de verdad. Pero hoy pienso que eso no es del todo cierto. Igual que... cuando vi aquella cascada, el lugar donde nadamos. Pensé en lo hermosa que era esa piscina. Pero sabía que si tú no estabas ahí, esa belleza no era nada. Por eso supe que te amaba.
Escucha, pequeña. Escúchame. De verdad me gustas, y por esa razón no quiero lastimarte. Pero no estoy enamorado de ti. ¿Comprendes? No estés molesta.
Te contaré una historia, ¿de acuerdo? Cuando estaba en la escuela, tuve un examen de francés, uno difícil. Lo hice bien. Mi profesora creyó que había copiado. No conseguí que me creyera. Me sentí destrozado, completamente destrozado. Me sentí así dos días. Y cuando por fin pasó, me sentí triste porque ya no me importaba.
Me harté de jugar a ser un adulto. Aún no soy un adulto. Traté de fingir que no necesitaba a nadie. Que era como ellos. Pero fallé. Soy infeliz.
No llores. El mundo no se ha acabado. Es mejor así. Cuando más hubiera durado, más te habrías lastimado. Cariño, una pareja normal en nuestra sociedad está unida por la fuerza. El amor... esa supuesta pasión no es para nosotros. Es triste y humillante aceptar esa dependencia. Debes olvidar.
Quiero que brindemos... por la ley del futuro. La que proclama que sólo el amor puede ayudar al mundo, este mundo viejo y solitario. Que hay que hacer el amor libremente y sin vergüenza. Que la castidad es falta de generosidad y que el amor no debe tener límites. Y que si alguien los crea, son artificiales.
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