A los 21 se vive así

Decidí dar una buena limpia a mis papeles porque tengo un millón y medio cuando menos de cosas y recobecos donde guardar muestras únicas y excepcionales de arte kish... estuvo fenomenal en mi cumpleaños, festejando como tradicionalmente se debe, como de pueblo, es decir, tres días seguidos con los amigos y la familia... después de bajar del viaje astral en el que me metí (la frase sería, después de tanto estar absinthe), vine a arreglar, como ya decía... Estoy pintando otra vez (llevo hasta ahora tres cuadros, un oleo, un acrílico y una porquería que no me gusta nada!), estoy escuchando música que creía desaparecida en el baúl de la abuela, limpié mi closet, regalé libros y finalmente desempaqué varios otros que hasta en la bolsa de recién comprados seguían (hace más de dos años!),... modifiqué varias áreas de mi departamento para cambiar la vista y aprendí, es decir, re-aprendí a andar en bicicleta... uff, como se puede uno divertir en el aparato jijo!

Otro año...

If you keep thinking about what you want to do
or what you hope will happen,
you don't do it,
and it won't happen.


Desiderius Erasmus, 1466 - 1536
Que fue nacido, como yo, un 26 de octubre, pero en Rotterdam, Holanda... Gracias a todes por sus buenos deseos y lindos pensamientos.

La vida corre...

La vida va pasando mientras nosotros apenas nos damos cuenta, suelen decir. Sin embargo, resulta que yo pienso lo contrario. La vida pasa y corre porque nosotros nos damos cuenta. ¿Por qué es si no que cuando somos chicos el tiempo que va entre nuestro cumpleaños y navidades es siempre eterno? Mi idea es sencillamente que entre más pasamos tiempo en nuestra sociedad, más se nos graba la idea del tiempo, más conscientes somos de ello. Y es así que cada año se nos va máS rápido, pues comprendemos mejor la idea que nos ha implantado nuestro contexto del tiempo, del espacio, de la vida. Nos llega la interminable actitud de querer vivir cada momento al máximo, y resulta que el afamado Carpe Diem de Epicuro se nos va en las cosas sencillas de la vida.


Es por ello que sigue siendo efectivo para mi lo que alguna vez nos cantó Lorenzo il Magnifico en su afamado canzionere di Bacco e Arianna... ¡por lo menos por otro par de años más!

VAMOS JUNTOS!

Las del fin...

Y algunas de las fotos del fin de semana... ah! Y abrazos y besos cumpleañeros a Olivia!!




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La otra escuela

A través de los años han habido distintas definiciones que pretenden pergeñar lo que es la Cultura. Sin embargo, resulta ser que ninguna de ellas ha logrado, a ciencia cierta, definir bien a bien lo que es dicho ente. Y eso se debe, precisamente, a que la Cultura es un ser vivo que se modifica, que está en constante cambio, revolución y en constante mutación; se adapta. ¿Cómo es entonces que podemos ensayar crear políticas públicas para la Cultura?

Hay también otra variante; ello es el arte. Dicen algunos que la esencia misma del dejar ser y del dejar sentir es lo que da a los artistas la inspiración que nace desde lugares profundos del alma. La euforia de los sentimientos –sin importar si son bueno o malos- siendo expresados.

Algunos dicen que el papel que juega el artista es el de proyectar su visión de la realidad, la percepción subjetiva que tiene del mundo. Empero, resulta ser que dicha acción no es unilateral; hay un diálogo entre artista y su medio político. Si comprendemos por el último toda acción social y que se da en comunidad, en zoociedad, entonces comprendemos que en efecto tanto impacta la atmósfera al individuo como el sujeto a su alrededor. Es así que cobran relevancia discursos y proyectos como los propuestos en las Favelas, en el derecho a la felicidad de Eduardo Galeano, o Dammi i Colori de Anri Sala.

Entonces, si modificar nuestro entorno por medio de cambios estratégicos a los colores que iluminan nuestros días resulta en cambios en el individuo mismo y en su acción, ¿por qué es que hay tantos proyectos bien pensados que son fallidos? ¿Será acaso que en efecto dichas brigadas de colores no son más que una sutil forma de esconder la gran brecha que oculta en sus siniestros rincones el capitalismo?

Yo creo que la respuesta no se encuentra en detalles logísticos o de justificación. El problema es que si bien el presupuesto para investigación, ciencia y arte en México desciende conforme cada año, si bien en México aún no comprendemos el papel tan importante que puede jugar el arte como medio de producción mismo (sin por ello pervertir al arte o su papel), las estadísticas de aprobados en los distintos niveles escolares trascienden al mismo INEGI. Así pues, son pocos los que se gradúan de “la escuela de la vida”.

Hace un par de días escuché una conferencia magistral por parte del ex presidente de la Suprema Corte de Justicia Genaro David Góngora Pimentel. Hablaba de algunas materias obligatorias en dicha escuela que tiene paredes invisibles y fronteras interminables; algunas de ellas son: Valor, Ética, Confianza y Laboriosidad.

¿Se entiende pues por qué cambiar la atmósfera no es suficiente? ¿Quizás sean pocos los que llegan a pasar algunas de las materias forzosas de la otra escuela?

Al mal paso darle prisa...

... y a los malos pensamientos, mejor no darles escritura. Les presento pues algunas de las fotos del reciente viaje a Morelia, Michoacán de Ocampo para el Festival Internacional de Cine de Morelia en vez.





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MOVILIZACION MULTITUDINARIA A NIVEL NACIONAL EL SABADO 21 DE OCTUBRE A LAS 10:00 HRS DE LA NORMAL SUPERIOR, HACIENDO UNA PARADA EN GOBERNACION, TERMINANDO EN EL SENADO.

Tengo...

...mucho que decir, mucho que pensar, mucho que hacer, mucho por soñar, mucho por conocer y mucho por aprender. Tengo también un no se qué que qué sé yo pero me siento fuera de mi. Es un sentimiento que llega una vez al año alrededor de estas fechas. Después de veinte años y aún no me acostumbro a ello. No pienso que lo deba hacer. Sin embargo, comprendo que así soy y me acepto, no tengo porque lucharlo. Es entonces que me llegan las ganas de gritar, de llorar, de reír, de cagar y de dormir. Perderme en la inmensidad de la nada hasta que no pueda dar nada más de mi; hasta que no me reconozca ni a mi mismo.

Ahora, lo que no tengo son... ganas de sufrir o de torturarme con pensamientos inéditos. Tampoco me entusiasmo por entusiasmar a otros. No tengo ganas de empujar al que no se empuja. No quiero buscar a quien no se busca. No voy a llamar a quien no sabe escuchar. No escucho al que no me habla.

Por eso les digo que llevo veinte años con esto y sigo en las mismas. Dicen que todo cambia; hay incluso aquellos que cambian de la noche a la mañana, aquellos que un día te hablan y que al otro te olvidan, los que un día te piden dinero y al otro no te pagan, los que un día prometen algo y al siguiente no se acuerdan. Pero hay también cosas que no cambian, que no giran, que no se mueven. Hay sistemas políticos que revolucionan, hay los que se mantienen ceteris paribus.

Hoy tengo lo que no tengo y sueño con tener lo que algún día dejé ir. Pienso en lo que no existe y lo olvido porque no lo quiero recordar después. Amo y me confundo con lo que no está ahí y me olvido de mi mismo... tan cerca y tan lejos de la felicidad, tan completo y tan efímero el amor.

Estoy en tránsito

La nube que me mira desde lo alto me decía que tu habias venido.
Sí, viniste a mi.
Yo no pude quedarme callado y tenía que gritar.
Era mirado por la nube color anaranjado que se ocultaba lentamente en el horizonte.

Caminé cabisbajo.
Con la frente hacia el suelo, las manos en los bolsillos y los hombros encorbados.
Pensaba y debatía sobre mi futuro, sobre mis sueños y mis esperanzas.
No tengo ninguna pretensión de ser o de estar.

Dudo que exista aire que me detenga.
Noches calientes.
O simplemente un fin a la botella.
Tiemblo ante la inmesidad de la música que me rodea.

Sufro, y a veces gozo.
Me satisfago.
Y recogijome.
Entonces, me depirmo y sigo caminando.-

La ciudad de México,

a pesar de lo que muchos creen, no es un terrorífico conglomerado caótico. Por el contrario, es un ser viviente que crece, eyacula, se siente mal, excreta y eructa, se mueve y por supuesto come. Esta es la tesis de Leopoldo Kram, quien nos hizo el enorme favor de guiarnos por las calles de nuestra ciudad de los palacios.

"Dime qué comes y te diré quién eres" reza un proverbio. En este caso aprendimos que en efecto la comida es un buen método para llegar a conocer nuestro bello distrito; ¡si de por si es un buen medio para conocer al mexicano! En fin, qué mejor forma de "entrarle a la ciudad" que por su mera central de abastos y merced. Llegamos, alrededor de las 15.15 horas del viernes 6 de octubre, al metro que se hace llamar así: merced. Esperamos un rato a que arribara Majo que había sufrido un pequeño contratiempo. Y así comienza la historia...

Nos encontramos en un lugar que, a pesar de lo que muchos puedan imaginar o entender, es mágico, bello y sorprendente a cada esquina. El diseño de un edificio mandado a hacer por Ruiz Cortines para que no se cayera en terremotos; con su mala iluminación y su pésima ventilación. Un puente aerodinámico, ergonómico y adaptable a las condiciones del peatón (según Majo). Las ventas al mayoreo, plásticos, lonas y juguetes. Esculturas incongruentes en espacios inútiles. Pasto tapado para que nadie disfrute. Y al final, coches, coches y más coches. Son como el torrente sanguíneo de nuestros sistemas; transportan suben y traen lo que se necesita. Dan movilidad a nuestro cuerpo y abastecen la vida misma (irónico que sean uno de los mayores causantes de la falta de oxígeno mismo en nuestra ciudad). Las frutas y verduras, canastas de chiles (Chito sigue sin decirme cuál es su preferido) los gritos y merolicos, güeros y güeras que yo no mas no llego a ver. Dulces tradicionales, ricos en azúcares y llenos de abejas. Después volteamos y nos encontramos ante una iglesia del siglo XVII. Para ser sinceros, poco le faltaba a la escena para asimilarse al Campo de Fiori romano.

Unas cuadras más y nos encontramos en un convento colonial, las típicas callejuelas de downtown Mexico en donde uno encuentra de todo. Una calle para papelerías, otra para telas, una más para plásticos y alguna perdida con parafernalia religiosa. Y es entonces que caminamos cuadra y media más y nos encontramos en lo que asimilaba un museo en donde se "inbitaba a la aula"... un par de pasadizos y nos encontrábamos en la casa de los once patios patzcuarense o alguna casona vieja en Campeche. Era una dimensión desconocida con árboles de plastilina y niños que jugaban como si no hubiera más preocupación en la vida que vivirla.

Una casa más y descubrimos una vecindad, el amor de los mexicanos por vivir tan unidos radía. Llegamos a un parque en donde había tres juegos para niños: una resbaladilla oxidada, unos columpios caídos y con medio asiento funcionando -en donde podíamos vislumbrar a una señora meciendo a un niño de escasos tres o cuatro años en lo que se podá aprovechar del asunto- finalmente, una rondela que sí funcionaba con 5 chavales. Nos sentamos a tomar un poco de aire y platicar del mundo del menudeo, del ambulantaje y del comercio informal, de los vaga-bundos sin casa, sin familia, sin dinero y tristemente sin futuro. No hizo falta más que voltear hacia mi izquierda (¡ironías de la vida!) y encontrame con una chica, diría yo 18 o 19 años, drogada, empapada en lagrimas, con despreciables harapos y sufriendo la pena de una niña sin culpa de la existencia de un sistema globalizado-neocapitalista cada días más inter-dependiente, con crisis neoliberales y gobiernos conservadores. ¡Hablemos de enfrentar la cruda realidad!

Decidimos proseguir caminando y después de unas cuantas cuadras nos encontrábamos en la calle de Moneda a un lado del Palacio Nacional. Los tres, ahora cuatro, poderes se encontraban ante nosotros: el federal, el local, el religioso y el nuevo damas y señores, el comercial. Resulta que éste último es ahora más importante que los otros tres juntos, y me recordé a Slim adquiriendo espacios en la colonia, y me recordé que no son ni más ni menos que el capitalista y la burguesía los causantes de las lamentables condiciones y visiones del mundo que describía más arriba.

¡Ahh! El centro con sus viejas casonas, con sus grandes palacios y hoteles, con sus campamentos, con sus hijos de la calle y con su melodioso ruido incesante que nos hace sentir en una Madrid cualquiera, en una Paris olvidada o en un Londres industrial abandonado.
Nos sentamos a por un café, descansamos y platicamos de nuestros sueños y esperanzas para el por venir.

Seguimos el recorrido por el chinatown y hasta la Secretaria de Gobernación -la grande y el petit palais. La verdadera, original y única ciudad de los palacios post porfiriato. La interminable Marsella, Amberes y tantas otras hasta la glorieta de los Insurgentes mismos (y no, ahora no vimos a sus enemigos). Regresamos al punto de partida y fui a casa por un baño, a pensar y reflexionar. Me queda claro ahora más que nunca que no hay forma de hacer política pública desde el cómodo escritorio, la oficina o coche con chofer. No, hay que salir, andar y hacer historia para poder entender la realidad, lo cotidiano y lo que día a día nos sucede. Entonces podemos pergeñar para el futuro.

Los enemigos de la independencia

No, éste post no tiene ninguna intención de convertirse en polémico o de llenarse con un tinte político. Por el contrario, va de los verdaderos enemigos de la independencia.


Primeramente, yo consideraría el dinero; o más bien, la falta de él. En especial dado que vivimos en un sistema globalizado-capitalista e interdependiente en el que es infactible sobrevivir sin dinero. Siempre nos queda la posibilidad de irnos a la montaña más cercana (bueno, en mi caso el cerro del Chiquihuite no resulta de especial atracción turística pues no goza del mejor panorama o tranquilidad -a mi parecer) y convertirnos en ermitaños, con una política exterior aislacionista, vaya. Eso simple y sencillamente no es para mi. Y además, pensemos en la cuestión que habría que abandonar todos esos pequeños lujos y adicciones que vuelven nuestra vida una verdadera pesadilla (la tv, la escuela, las computadoras, el Internet y todo tipo de aparato electrónico) lo cual a mi me parece simplemente ¡bárbaro!

En segunda instancia pienso en la compañía. Y si bien ya dejé claro que no me interesa vivir aislado de la sociedad y en mi propio mundo, hay otro factor que pienso se debe tomar en cuenta. Se trata de que la Soledad (solitude) bien nos acompaña a todos lados, y yo en lo personal la gozo; sin embargo, la otra Soledad; es decir, la Soledad II (loneliness), es para mi escalofriante. Soy un ser social y político, como ya me daba por hecho desde antes de nacer el cuate Aristóteles.
Ahora bien, Soledad -la segunda- se tornó en una enemiga de la independencia en el momento en el que me quitó mi libre albedrío y me destinó a ella, robando el lugar de Soledad primera, a quien, como dije anteriormente, disfruto de sobremanera e incluso me gustaría pensar que ella me disfruta también.


En tercer plano pienso en el drama social. Que aunque en esta ocasión no se refiere a los pensamientos de Juan Castainghts, que fueron bien heredados de Victor Turner, sí tiene -ahora sí- tintes políticos. Y es que francamente compañeres, es cierto que algunos días uno se quiere aventar al metro más cercano o incluso al metrobus -ya si
n importar el estropear el día de los demás defeños o de manchar un poco el asfalto y las llantas de los coches que transitan por la avenida de los Insurgentes. Hay que pensar que en otro días, con toda sinceridad, qué haríamos sin tanto drama social, político, económico, cultural e incluso personal y familiar. Acuérdense de los amigos de Europa del norte que tienen que inventar, la verdad sea dicha, dramas hooliganescos para divertirse y entretenerse un poco (¿qué fue de los circos?... ¡tan sencillos que eran!).
¿Y qué por qué se tornó en un enemigo de la independencia? Simple: el factor que lo denota es la parte del drama familiar. No el personal porque ese lo cargamos con nosotros hasta en las vacaciones. Mas el drama familiar, ¡que bárbaro! Ahí si que aplica el "uno no sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido". Está de más dicho que los mexicanos tenemos una sobre predilección y cariño a nuestras madres, y en si bien queremos al resto de la familia e incluso a nuestros connacionales (¿qué otra explicación le ven a que vivamos más de 20millones de personas juntitos en un mismo valle?). Sin embargo, y para ser completamente francos, tengo que admitir que hay tantos días en los que simplemente sería bueno tener a una hermana molestándote,
a un papá regañándote o a una mamá fregando por ayuda... "cuidado con lo que deseas", me dirán.

Yo por lo pronto, acepto a los enemigos e incluso admito que vivo con ellos y ellas. Con los mencionados y con los que no llegaron porque seguro se atascaron en algún mitin de la ciudad. ¡Ah, pero cuidado de caer en el truco! No los acepto porque me considere yo in-de-pen-dien-te, sino porque qué mejor manera hay de progresar que integrando a nuestros enemigos y manteniéndolos cerca, aún más cerca que a los amigos... dicen.

Gracias a les cuates por los comentarios y correos que me han escrito por el nuevo diseño en los últimos días! ¡Tenaz!