Para esto vivimos

Supongo que lo que más me molesta de los comentarios de A. en cuanto a lo que he(mos) logrado en los últimos dos años es que hasta cierto punto tiene razón. ¿Será que quizás corrí tanto en el pasado que hoy estoy cansado aún cuando falta mucho trecho? Últimamente simplemente no tengo el ímpetu y ánimo para terminar lo que empiezo; no hay excusa detrás de ello, ni siquiera me interesa justificarlo. Por el contrario, busco si acaso comprender el por qué, los motivos. Me siento fuera de mí mismo y no tengo el denuedo para terminar lo que comienzo. Después de tantos años, no veo para qué. He peleado muchos batallas que no son mías, me he lanzado tantas veces al vacío que el caer y golpear el suelo ya no duele. He tenido tantas musas y tantos motivos para seguir y al final la historia siempre es la misma; pero más importante, lo último se mantiene constante. Ya no hay emoción en recorrer la historia nuevamente.

Durante muchos años he querido culpar a la cotidianidad de mi aburrimiento paulatino de las cosas. Hasta ayer observé que no es cierto. Gozo mi vida diaria pequeño burguesa. Me distraigo en actividades sin chiste y sin trascendencia. Aunque en ocasiones ello me puede provocar un mal sabor de boca o al menos un peso moral, en realidad lo sigo haciendo lo que indica que es un sentimiento al que me he vuelto de alguna manera dependiente. Entonces viajo, con lo que he ganado o con lo que creo que me he ganado. Mi actitud es desinteresada y egoísta pues busco olvidarme de todo y encontrar nuevas emociones, conocer gente nueva que me interese.

Creo que tengo aún mucho por luchar y muchas metas que alcanzar, pero también me queda claro que tengo que escoger entre todas las que me planteo. Lo anterior nunca me ha sido fácil; siempre me ha gustado hacer todo lo que pueda hacer. Sin embargo, prueba de todo lo que he dicho en las últimas líneas es que me fui a una fiesta y apenas regreso; me sigo evadiendo. Es decir, me fui sin terminar y apenas busco concluir. Una vez más, dejo todo inconcluso; hasta esta entrada.

Estoy de acuerdo con L. de que todo el que tiene un blog no es porque quiera escribir para uno mismo. Para eso uno escribe en un cuadernito y lo guarda bajo la cama. Si uno redacta en un blog es porque tiene la necesidad de escribir, pero además tiene el ímpetu de ser escuchado y leído. En realidad, tener un blog significa adquirir una responsabilidad, para con el público y para con uno mismo. Eso es lo que me gusta de esta tecnología; no sólo escribes para ti mismo sino que te obligas a seguir escribiendo… para los demás, para los que te leen, para los que puedes caer en tu telaraña; para la sociedad.

Después de todo, como en un inicio, independientemente de si tienes las ganas o no, todo tiene el objetivo de permanecer en la comunidad, en lo social, en la meta para la que uno nace, se reproduce y muere. Entonces, sin importar si me canso o me fastidio, el fin último de mi vida es lo que siempre he sabido en mi alma y para lo que vivo. Hay un algo en lo que hago que no importando lo que dejo de hacer siempre me obligo a seguir en esa dirección.

No estamos

Salimos a reconstruir el mundo (interior)

para después poder trabajar en el mundo (exterior).

Estamos trabajando

Anoche tuve interesante discusión con D y A en un bar de La Colonia. Si bien estoy en desacuerdo en varios puntos que tocaron, me parece pertinente escuchar y deleitarme con la contrariedad y subjetividad que todo punto presenta; es decir, la capacidad de debate que podemos encontrar en el todo. Aún más, me parece burdo e incongruente criticar algo a lo que personalmente no le haces frente. Sin embargo, como repetí hartas veces ayer en la tarde, a cada quien le llega su momento de hacer cada cosa. No podemos presionar para que ese momento suceda y no podemos demandar a los demás que atraviesen cierta experiencia.

Hoy comenzamos a trabajar en un nuevo mundo…

Quedarse sin poder

Todos tenemos una adicción común: el poder. No sabemos que lo tenemos, pero se esconde y nos llena, hasta el momento en el que nos lo quitan. Es entonces que nos damos cuenta lo mucho que lo necesitamos. Sin importar si es poder político para influenciar a las masas, si es poder económico para comprar lo que deseamos o poder con el único deseo de darnos la oportunidad de escoger. Presentarnos opciones de entre las cuales podamos seleccionar. Pues en el momento en que no tenemos opciones, cuando no tenemos poder, es como si estuviéramos solos y sin libertad. Dependientes y sin la posibilidad de poder sobre nosotros mismos.

Día Internacional de Voluntario


El Día Internacional del Voluntario para el Desarrollo Económico y Social (DIV) fue adoptado en primera instancia por la Asamblea General de las Naciones Unidas en la Resolución A/RES/40/212 el 17 de diciembre de 1985. Desde entonces distintos gobiernos, el sistema de la ONU y las organizaciones de la sociedad civil han hecho del 5 de diciembre una apoteosis del voluntario a nivel global.

Sin embargo, a mí en lo particular me interesa lo que sucede mañana; es decir, un día después del DIV. Aunque en México no existe una cultura del voluntario en general y el día de hoy no se festeja como se hace en otros países, el 6 de diciembre sigue teniendo los mismos resultados e impactos en todos lados. En realidad, lo que sobreviene es el olvido del voluntariado hasta el próximo año. Si bien creo que no es necesario recordarlo todos los días, pues lo que importa es vivirlo continuamente, si es importante darle su lugar en nuestra cotidianidad.