Dancing
Radiografías

Mientras tanto, en México, seguimos con represión y con campañas de desinformación. Si bien es cierto que existe un tabú mayor envolviendo al tema, también creo que en parte es la falta de interés de la población para informarse. Esto lo digo porque la información existe (habrá que visitar la biblioteca Canábica de la Ciudad de México) y las acciones, aunque pocas, existen vía esfuerzos de varias organizaciones civíles, por lo menos en la capital del país.
Hace algunos días le explicaba a C. mi opinión al respecto. Creo que se deben realizar campañas de información en las cuales se indiquen los riesgos y los beneficios de consumir drogas. No podemos negarnos de buenas a primeras, como sí podemos con el cigarro, pues en el caso de las drogas ilícitas, no sabemos qué daños o beneficios puedan tener. Aún más, creo que los chavos y chavas que por interés o por curiosidad vayan a probar drogas lo van a hacer independientemente de si se los niegas o prohíbes. Entonces pues, la idea es que exista conocimiento de reacción (de qué es lo que puede suceder, de qué hacer si algo va mal, de cuál es el marco jurídico) es para el beneficio de la sociedad. Es más peligroso tener una juventud drogada y sin información que una que en determinado momento pueda tomar decisiones con plena conciencia de las opciones.
Suficiente prueba es para mí que el 7.5% de varones y el 2.4% de mujeres, de entre los seis y los 17 años, hayan usado drogas ilícitas en México y aún así nos neguemos a proveer de información masiva para dicho sector de la población. En especial cuando sabemos que casi la mitad de los que prueban las drogas ilícitas lo hacen por curiosidad. Protejámonos e informémonos, si no, ¿qué podemos en realidad hacer?
American way of life?

Douglas Noel Adams, 1952 - 2001
Hay tanta mierda en este mundo, en este país. Yo la verdad es que he perdido un poco el ánimo por todo lo que está sucediendo con el clima (go global warming!) y lo que esto significa en concreto es que no entiendo para qué nos hacemos tan pendejos con que hay que avanzar y hay que desarrollarnos. Creo que lo que está en el inconsciente colectivo es: “sí, seamos todos felices, todos ricos, todos buenos”. Es chistoso porque no existe ningún documento para México en donde se diga cuáles son los objetivos y metas que perseguimos.
Claro que en mi opinión ahí empiezan los problemas porque: ¿cómo podemos perseguir algo si no sabemos que lo estamos siquiera buscando? Aun más, creo que lo que existe en ese pensamiento colectivo de lo que es el "progreso", el "avance" y la "felicidad" está terriblemente mal configurado.
¿Por qué nos lamentamos de no estar en Europa o no ser como Estados Unidos? Partimos del punto que en efecto Europa tiene un mayor número de riqueza acumulada pero, ¿podemos decir que son más "felices"? ¿Podemos verdaderamente decir que eso es ser "industrializado" y eso es ser "adelantado"? El punto al que me refería con el cambio climático tiene por razón que si Estados Unidos produce un tercio de la contaminación mundial (más o menos), eso nos dice que no hay manera alguna de que el resto del mundo pudiera compartir un american way of life y que nuestro planeta siguiera existiendo. ¿Me explico?
Si todos fuéramos tan "ricos", tan "felices", tan "consumistas" como perseguimos en nuestras metas (en el inconsciente o consciente colectivo) el mundo no duraría más de un par de semanas y la raza humana se extinguiría o saldría corriendo para otro lugar (los pudientes). Entonces pues, ¿no es incongruente perseguir una meta que es imposible de cumplirse? Podríamos excusarnos diciendo que es una utopía, pero aún así, dicho escenario no es de ninguna manera excelso e inmejorable, simplemente es un conformismo de la sociedad por poseer el statu quo del país más rico del orbe.
Vampire Slayer, 1997
Mientras tanto, en su eje, nuestro planeta sigue dando vueltas inexorablemente. Hace unos días, en un discurso, me pronuncié sumamente contrariado entre la acción y la apatía en contra de esta última. Transferí mi pensamiento al final. Me siento seguro de cuál es el camino que hay que seguir, sin embargo, me siento un poco distante estos días, un poco contrariado y un poco lejos de lograr cualquier objetivo.
Digamos que me encuentro en un típico cuadro de ataque de postmodernidad. Tomo café descafeinado, bebo una cerveza sin alcohol, tengo sexo sin sexo (virtual) y me siento como un ser sin ser, como un humano inhumano. Entonces, ¿soy o no soy? ¡Ja! Buena me saqué la pregunta existencialista de la nada, ¡aseguro que no se la esperaban!
En estos momentos postmodernos me entran dudas existenciales, nihilistas y socráticas mezcladas. ¿Soy un ciudadano global o me encuentro más cercano que nunca al encuentro de las raíces en el Tajín? ¿Soy siquiera de este planeta?ral y cuando el universalismo nos acuerdan? ¿Por qué resultó que la primera denuncia de violación de los derechos del niño la hizo la organización de protección animal en Estados Unidos hace apenas un decenio? Los derechos humanos, en mi opinión, son ineludibles e inherentes a la vida misma de un ser, pues todos somos iguales y nos merecemos el mismo acceso a una oportunidad única: la vida.
Lo que generó el género

En México, sólo el 35 por ciento de las mujeres son parte de la población económicamente activa, según cifras del Banco Mundial. Yo atribuí a ello, en el taller que tomé hoy, que eso es lo que ocasiona tantas diferencias en la relación en pareja; es decir, el hecho de que la mujer perciba o no un ingreso está directamente relacionado con que invite a un hombre al cine o a cenar.
Sin embargo, hay tantas otras cosas ocultas en la cotidianeidad que nos impiden observar cuáles son los detalles significativos que afectan nuestra vida en zoo-ciedad. He pensado harto, gracias a la amiga L., que si no planeamos nuestras ciudades con perspectiva de género, entonces no podremos ecualizar la vida que los habitantes llevamos en las metrópolis.
La educación es otro factor que debe ser cambiado de ya. Si bien en la generalidad suelo ser muy positivo con respecto al futuro, no entiendo por qué es que no se hace nada de tajo para cambiar nuestra situación. Sin educación e investigación, ¿cómo podemos avanzar? ¿Será acaso que los que poseen el poder no tienen la gana de hacer cambios fundamentales?
Pensando al respecto entiendo que todos y todas buscamos el poder, pero lo importante no es tener o no el poder, lo importante es ser útiles en todo momento. He aprendido que amen de si estás en una posición de toma de decisión, tienes la fuerza de incidir desde donde sea que te encuentres. Entonces pues, si no comenzamos por cambiar cada uno de nosotros en nuestra vida diaria, nunca se logrará hacer que el colectivo cambie.
En la mañana pronuncié un discurso en el marco de la inauguración de la muestra fotográfica Orgasmo Visual y me referí concretamente a que todos y todas debemos orientarnos a la acción y a la participación dentro de nuestros grupos. Para mí eso es política; actuar para hacer cambios a cualquier nivel. Sé que suena a disertación trillada, empero, no tolero que nos quedemos de brazos cruzadas viendo lo que sucede a nuestro alrededor desde el cómodo sillón de la apatía y desinterés. No es fácil construir, como a bien argumentaba hace un par de días, sin embargo, lo debemos intentar. Tenemos el derecho, y yo diría también la obligación, de pensar y de participar. Tenemos el compromiso para con las futuras generaciones y para con nuestras patrias. Aún más, nos lo debemos a nosotros mismos, si no por nadie más.
Mismo fraile en diversa mula

Galeano atribuía el subdesarrollo de nuestra amada Latinoamérica, justamente, a nuestra falta de comprensión para con nuestros pueblos hermanos, a falta de identificación con el prójimo. A mí en lo personal me suena irónico que ante tal grado de catolicismo en la región sea justamente dicho valor tan importante para la religión lo que nos ha imposibilitado desarrollarnos.
¿Hubo acaso un balance entre los ideales independentistas y la realidad de dichos tiempos? John Lynch en Las revoluciones hispanoamericanas, 1808-1826 sugiere que de hecho había una división muy marcada en las economías nacionales. “Rivalidades internas, por conflictos entre el centro y las regiones, entre el libre comercio y la protección, entre agricultores que buscaban mercados de exportación y los que favorecían a la industria o a la minería, entre los partidarios de las importaciones baratas y los defensores de los productos nacionales”.
Pero, ¿qué es en concreto lo que falló? Si bien los países americanos lograron romper con la dependencia hacia la madre Ibérica, no lograron destruir a fondo (o en lo absoluto en algunos casos) la estructura social que heredaron de los españoles. Buen ejemplo de ello son las haciendas: una organización que utilizaba demasiadas tierras y producía muy poco capital. Pero además, las haciendas representaban un medio de control por el cual se mantenía la oligarquía que reinaba desde antaño. Así pues, la independencia produjo un cambio de poderes pues ya no era la corona española la que gobernaba, ahora eran las clases pudientes, los criollos.
Además, para el colmo de las economías, los nuevos Estados tenían también nuevos gastos que antes no poseían. Tal era el caso de los sueldos de los nuevos puestos burócratas –que hasta la fecha mantenemos- como lo son los congresistas, los jueces, los ministros, los diplomáticos… también había –y hay- que financiar hospitales, escuelas y otros servicios sociales.
Le sobrevinieron golpes de estado y épocas caudillistas a dicho periodo.
¡Oh sufrida patria, que nunca has logrado educar a tu hija la economía!
¡Oh burocracia y corrupción que reinan por los siglos de los siglos!
Y son justamente, en mi opinión, dichas dos palabritas las que lo explican todo; entre gastos innecesarios y ayuda individualista se nos fue todo al traste. Desde tiempos postreros a la independencia hasta la actualidad preferimos apostarle a la promesa que algún individuo nos pueda proveer cuando llegue al poder que a la anónima caución de una institución pública.
El caos económico que vivimos en Latinoamérica desde tiempos independentistas se basa en la inmutable estructura social, pues aunque los poderes cambien y los modelos económicos lo hagan también, nuestro egoísmo no nos lleva a ningún lugar. Cuando comimos hace cuatro días, Y. declaraba que el ser humano es egoísta por naturaleza y que se corrompe por sociedad.
Concluyo que hasta que no haya una verdadera voluntad de cambio social y reordenamiento económico, América Latina se mantendrá sumida en la pobreza, en el desempleo, en el ocio y en la inestabilidad e inequidad. Hasta que no se defina un rumbo y se pergeñe la línea de acción (el plan) no poseeremos una verdadera independencia.
¿Y qué de la privatización?
En realidad, como en homenaje a Simón Bolívar podemos citar, “La independencia es el único bien que hemos adquirido a costa de los demás”. Tengo demasiados pensamientos e ideas en mi cabeza pero no logro aún externarlos. Me siento como en un torbellino de descontrol y de incertidumbre intelectual y aún cuando sé que tengo la capacidad para llevar a cabo las cosas, no me pienso en el tiempo para hacerlo.
¿Nuevos paradigmas, nuevas relaciones?

Hoy tuve una relación de 10 minutos. Es la más corta que he tenido en mucho tiempo. ¿Su nombre? Lo desconozco. Salió de la casa vecina al edificio de H., en donde estoy durmiendo. Llevaba pants azules y tenis amarillos. Me vio, la vi. Después caminamos durante diez minutos, el tiempo que duró la relación. Me emocionaron los pensamientos que pasaron por mi mente, lo que ella imaginó de mí. ¿Cruzamos palabras? No. Ella huyó de mí, luego yo me enorgullecí y no quise verla más. Nos reconciliamos y nos interesamos en las profundidades del otro. Después decidimos que nuestros caminos deberían de recuperar su cauce y que nuestra relación no tenía más cabida junta. Caminamos por un campo de futbol americano en direcciones opuestas.
Zaratustra

Hace dos días V. y yo recorrimos la ciudad de los palacios de noche. El escenario es harto diverso de lo que uno puede ver por el día, cuando brilla el sol. Los actores que habitan en dicho tales parajes son: pelones, sucios, mancos y urgidos de dinero. Algún drogo o borracho por aquella esquina, la puta que nunca falta ofreciendo sus servicios para tener qué comer. Fuimos primero a Tlatelolco en donde infringimos la norma al introducirnos, sin que las autoridades percataran nuestra presencia, a la plaza de las tres culturas. Ahí sucedieron un par de fotos. Después, nos dirigimos a la Villa por la Calazada de Guadalupe en donde nos encontramos con un indigente que dormía entre dos cajeros automáticos de Bancomer. Después fuimos a un semáforo entre circuito interior y Reforma en donde entrevistamos a dos chavos de las calles. Jorge y Daniel tienen entre 14 y 16 años y habitan en las calles desde hace más o menos cuatro años. V. les regaló su chamarra y su bufanda, después pensamos en tomarles una foto. Resulta que las mafias cuidan de dichos chavales y a nosotros nos vieron feo cuando nos miraron demasiado tiempo con ellos. Entonces, llegó una camioneta con otros dos chavales que nos observaron hasta que vieron que nos retirábamos.
La verdad es que me cuesta problema concentrarme cuando hay tanta belleza natural a mi alrededor. ¿No es acaso irónico el describir la terrible vida de algunos mientras otros disfrutamos de las bondades de ella?
Y la vida sigue

Creo que las pequeñas revoluciones existen, pero son fugaces y minúsculas; como el amor, como la amistad, como las interpretaciones mismas de la realidad o de la vacuidad. En realidad nos vemos perdidos en las formas, en lo que se dice, en imaginarios colectivos e individuales que nos decimos los unos a los otros.
Nos pensamos y nos redibujamos a nuestro antojo, a veces exitosamente, a veces no. Sin embargo, no nos queda sino sufrir nuestra vida diaria. Y la vida sigue, acabándose inexorablemente, muriendo minuto a minuto. Mientras tanto, podemos seguir soñando a que lo que planeamos se realizará, a que existen planetas utópicos (como del que yo soy originario, según V.) en donde los pensamientos son fáciles de transmitir y de llevar a la realidad.