Creo que las pequeñas revoluciones existen, pero son fugaces y minúsculas; como el amor, como la amistad, como las interpretaciones mismas de la realidad o de la vacuidad. En realidad nos vemos perdidos en las formas, en lo que se dice, en imaginarios colectivos e individuales que nos decimos los unos a los otros.
Nos pensamos y nos redibujamos a nuestro antojo, a veces exitosamente, a veces no. Sin embargo, no nos queda sino sufrir nuestra vida diaria. Y la vida sigue, acabándose inexorablemente, muriendo minuto a minuto. Mientras tanto, podemos seguir soñando a que lo que planeamos se realizará, a que existen planetas utópicos (como del que yo soy originario, según V.) en donde los pensamientos son fáciles de transmitir y de llevar a la realidad.
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