Regreso al pensamiento que tuve hace ya un par de semanas: ¿hay un punto medio entre comunicar y expresarse? En teoría la respuesta nos sabe fácil, rápida y concreta. Sin embargo, yo me lo pienso dos veces a la hora de contestar pues resulta que hay veces que el mero propósito de comunicar está persiguiendo un fin último, un objetivo. Por el otro lado, la expresión genuina del alma, a lo que yo en el pasado le he llamado el arte, se refiere a hablarnos de sentimientos, de pensamientos fugaces o demasiado internos como para ser expresados en su totalidad. Y entonces, ¿expresar sentimientos e ideas no es obtener un objetivo específico? Yo creo que no.
Hay una diferenciación, por ejemplo, entre un proyecto, un programa y la organización. Todo radica en la forma en la que se describen sus objetivos, para quién van dirigidos y si son operativos o no. Resulta que muchas veces no logramos distinguir las sublimes diferenciaciones que existen entre las ideas que escribimos en un papel. Entonces, sería improbable que el producto artístico de una persona y su pretensión de ser comprendido, por ejemplo, cupieran bajo un mismo nombre. Y cuando esto sucede, se puede casi asegurar que es siempre coadyuvado por un intérprete que decodifica el mensaje (un crítico de arte) que ayuda al artista a explicar al mundo un mensaje, sin importar si este era la verdadera esencia del producto o no.
En el congreso finalmente se habla de hacer modificaciones generales a la Carta Magna, de incluir la opción a segundas vueltas para evitarnos desmadres polémicos como el que vivimos el año pasado y de recortar las campañas presidenciales a dos meses; ¡en hora buena!
También tenemos el nuevo ideal de igualdad de géneros, tema bien discutido para un lado pero que, en mi opinión, hace falta también trabajar en la discriminación hacia lo masculino en nuestra sociedad. Yo lo veo como una balanza que cuando de inicio está muy colgada hacia un lado (machismo) debe empujar fuerte hacia el otro (feminismo) y se irá, como en un sube y baja del jardín de niños, compensando de un lado hacia el otro hasta lograr una ecuanimidad.
Hace un par de días fui a un concierto de Timothy Brownie con el cuate V. el experimento de música que se traen es bastante interesante y aunque hay bastante crítica que hacer, como siempre, la noche fue divertida al estar acompañado de ojos hermosos que brillaban cual luceros y la suficiente beautiful people como para aguantar un par de horas; aunque claro después había que salir corriendo pues uno llega a sentirse demasiado consciente de uno mismo.
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