Juárez y los jodidos


Juro que estaba haciendo mi tarea tranquilamente, ¡lo juro!
Es difícil concentrarse en la teoría y los autores, empero, cuando las cosas se modifican allá afuera, cuando hay acción y cuando vemos poner en práctica lo que la academia dice. Me cuesta trabajo quedarme en mi escritorio leyendo cuando veo que lo que profunda y filosóficamente describe la literatura se desarrolla en la puerta de mi casa. Y hasta ahí llega la acción, hasta el portal de mi cantón. Por vez primera escucho desde balcón privilegiado discursos de protesta y lucha. Una mezcla de obradoristas, gentes del Frente Amplio Progresista y niños gritaban y abucheaban al gobierno: "No a la alza en el maíz y la tortilla".

En un principio, tengo que confesar, la escena fue bastante histórica desde mi perspectiva. Mujeres y niños, armados de cacerolas y cucharas gritaban a las puertas de la Secretaría de Economía pidiendo cambios en la política económica del nuevo gobierno. Si no fuera por las filas de reporteros, medios de comunicación y policía, hubiera jurado que me habían transportado a las puertas del palacio real en la Revolución Francesa; ¡y no me habían siquiera avisado!

En el frente de batalla había cacerolas de barro rojo rotas y otras más estaban siendo aventadas. El discurso obligaba al señor Secretario a aceptar a un comité de diálogo para presentar la protesta escrita. ¡Diablos! Fueron aceptados y entre gritos de "el pueblo, unido, jamás será vencido" y sonrisas en los niños por haber logrado el propósito (si bien comprendí que no entendían lo que en realidad sucedía) no logré contener derramar una lágrima de entusiasmo.

La política es un ser vivo, un ser que muta, que se transforma y que crece; como los seres humanos, como tú y como yo. Está manipulada por el poder de algunos, la ambición de otros y los intereses de las clases privilegiadas. El señor L decía que ya era hora de que ciertas clases se comenzaran a manifestar, que han aguantado lo suficiente; abusos y cinismo por parte de los acomodados.

Algo me llamó la atención del evento, pues había algo de diferente con respecto a otras marchas a las que he ido. Ello era que muy en el fondo, la movilización iba más allá de gritos, groserías y pliegos petitorios; había una alegría dentro del sufrimiento. Canciones, poesía y chistes corrían entre la multitud. Esperaron pacientemente la salida del comité de negociadores para ver la respuesta. Finalmente, después de varias canciones y mientras el aire corría, el clima enfriaba y se veían vasos de atole por aquí por allá, alumbrados por luz de vela, salió una mujer escoltada por policías; era el comité. Mañana seguramente leeremos más del asunto en los periódicos, sin embargo, se apuntaba que mañana habrá una solución y contestación al pliego petitorio.

Me deleita, sin embargo, el poder observar las cosas por mí mismo, el tener información de primera mano y el no fiarse de los medios de comunicación para conocer la noticia.

3 comments:

Anonymous said...

Te felicito por tu elocuencia pero mas que nada por tu conciencia y entusiasmo para mejorar este mundo.

Paz

AB said...

Si quieres la paz, no hablas con tus amigos. Hablas con tus enemigos. Moshe Dayan

Ceci said...

Bien dicen que todo depende del cristal con que se mira. Ante los sucesos de la vida, las personas reaccionamos de diferentes formas y me atrevo a pensar que otro en tu lugar habría preferido cerrar las ventanas, poner música a todo volumen o simplemente alejarse unas cuantas horas hasta que pasara todo el "numerito". Tú, sin embargo, te quedaste, observaste y fuiste testigo de los hechos que mañana serán historia.

"alegría dentro del sufrimiento..." ¿será el reflejo de la esperanza albergada en sus corazones de que sus peticiones sean escuchadas? Tal vez cuando ya no hay mucho que perder sólo nos resta mirar al frente y sonreír, porque lo que viene tiene que ser mejor. Es lógico, las cosas ya no pueden ser peores cuando hemos tocado fondo...