ADVERTENCIA: “Si usted piensa que nuestros abuelos tuvieron gustos y dichas que nunca conoceremos, ni nuestros hijos, puede ser un cliente para Italia. Pero si cree que el vino de Burdeos es mejor hoy que en 1780 y que por lo demás en aquella época no había viñedos de marca ni nombres controlados, si cree que yo puedo gozar de todos los gustos de que ellos gozaban y que ellos no podían subirse a un avión, entonces usted perjudica al comercio italiano”.
“El turismo parte de la idea de que la muerte es una pérdida total” dice Sartre y con ello nos inicia en numerosas aventuras mediterráneas y descripciones detalladas de distintos espacios históricos, escultóricos y llenos de recuerdos para el turista. Ello claro, sin dejar de lado el consabido existencialismo siempre latente en las palabras cargadas de simbolismo del escritor francés.
Cuando se viaja vivimos, algunos incluso gozamos, la cómoda superficialidad de saber o sentir algo diferente pero ser impotentes a comprenderlo, dudarlo o juzgarlo. No vemos la necesidad de explicarnos a nosotros mismos o definir quienes somos en contraposición con el otro; simplemente somos. Sartre dice a ello que “la muerte, el olvido, lo irremediable, las penas de amor perdidas, las ocasiones fallidas, esos son los alimentos cotidianos del turista”. Viajero o turista, no importa. Sin embargo, sí hay un requisito indispensable para el ávido lector que guste adentrarse en este mar de literatura y hundirse en la noche de ideas; tener el coraje para aventurarse y probar algo nuevo. Y tú, ¿te atreves?
0 comments:
Post a Comment