20 minutos de transporte públic en lunes

Por la mañana tomé mi proletario transporte al trabajo. Escogí el autobús que no tenía a nadie adentro para asegurar que me sentaría y además tendría lujo de escoger lugar. He llegado a la conclusión que debería existir todo un paradigma complicado que explique los factores determinantes que nos avisan, a priori, si el transporte será rápido o lento. Si se irá peleando con todos o será un apacible recorrido. Luego de quince minutos entró una señora embarazada. La cara de todos los que estábamos en el camión se torno en preocupada de un minuto al otro. Después nos tranquilizamos. Había todavía lugares así que nadie se tenía que mover de la comodidad. Luego de cinco minutos más entró otra señora embarazada, esta vez con su joven lleno de aretes y tatuajes esposo. Ahora sí ya no había lugares. Nadie se movió. Yo le dije que si se quería sentar. Ella accedió. Yo me levanté. Ella se sentó. Quedó un espacio al lado. Ella se me quedó viendo. Yo no dije nada. El gooei naturalemnte se sentó. Cinco minutos más tarde yo me bajé del camión y me encontré con un amigo que hace 3 días que no veía.

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