Esta semana me he visto con la imperiosa necesidad de caminar. Si bien en ocasiones ha sido por gusto propio y en otras por obligación, el punto es que he caminado. Cuando recién comencé la universidad caminaba todo el tiempo. A la uni el primer día de clases fui caminando. Después vinieron aquellos días en los que caminaba en la mañana a clases, hacía ejercicio, regresaba caminando a casa con una rápida parada en la oficina y después de comer caminaba a la escuela una vez más para regresar caminando. En las últimas semanas no caminaba ni a la esquina. Quizás llegué a convencerme de que en realidad mi tiempo era mucho más válido y productivo leyendo o escribiendo que caminando. La resolución del pensamiento es que eso no es necesariamente cierto. En los tres últimos días he caminado como antaño. Si bien aún no recupero la fabulosa condición que poseía (no estaba cansado cuando llegaba a clases), creo que hay la llevo. Aún más, he recuperado algo que en su momento no valoré tanto como lo hago hoy. El momento de tranquilidad y silencio que ocurre mientras caminas, con un objetivo fijo y con el tiempo medido. Como no hay tiempo de cantinflear, de saludar a las personas que vas viendo, de ir entrando a tiendas o pasear por los parques, pues uno se ve reservado a sí mismo. Es este el momento que añoraba.
En este espacio, me doy la oportunidad de pensar en la inmortalidad del cangrejo, de imaginar posibles escenarios cuasi-ficticios y también de observar con un poco de frialdad los sentimientos que veo acogotados en mi alma. En realidad no puedo decir que con cada caminata hay un objetivo cumplido o alguna agenda resuelta. Sin embargo, es harto cierto que al menos llego a mi destino y tengo más cosas en la mente.
No puedo dejar de preguntarme ¿será acaso que mi falta de caminata es lo que ha detenido mi necesidad de seguir escribiendo día a día? ¿Será que lo que veo en las calles era el material que me daba pensamiento para la redacción? ¿Escribimos porque tenemos necesidad de comunicarnos o simplemente porque queremos transmitir nuestra versión de los hechos?
1 comments:
Hola, hace mucho que no dejaba un comentario por aquí, quizás por no tener algo que decir o por no saber cómo decirlo. Cualquiera que sea la razón, eso no significa que no lea lo que escribes. En fin, volviendo al tema de esta entrada, creo que escribimos para comunicarnos y al hacerlo damos nuestra versión de los hechos. Ya sabes, no hay verdades absolutas. Sin embargo, no sólo escribimos por eso, lo hacemos también para desahogarnos, distraernos, relajarnos; por la mera satisfacción de hacerlo; por ninguna o por muchas razones...
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