México frente a la crisis: planteamientos juveniles

La semana pasada una serie de personalidades de la academia y la política dieron a conocer su agenda de México frente a la crisis: Hacia un nuevo curso de desarrollo. Debo decir que de forma general el documento es bueno. Define y apuntala ciertas recomendaciones desde la economía financiera y hacendaria hasta la educación, la juventud y la agricultura, pasando por el contexto de la crisis internacional y el TLCAN.


En esta pequeña crítica me concentro únicamente en la reseña de lo discutido en la mesa de juventud. No porque los demás temas no me interesen, sino porque siento que es lo que me afecta de forma directa. Por el simple y sencillo hecho de ser joven; aún si concuerdo, paradójicamente, con que las políticas de juventud no se mueven en un carril separado, sino entrelazado al del resto del andar nacional.


Entonces, el texto reza:


Hoy la juventud enfrenta una crisis de expectativas y la falta de políticas adecuadas para enfrentar su problemática. El Estado mexicano debe adoptar grandes definiciones en torno a la cuestión juvenil. El punto de partida obligado es reconocer que la juventud es el ámbito donde es posible incidir para proyectar el desarrollo nacional. [...] Los jóvenes son uno de los grupos de edad más vulnerables a estos problemas. Al ser el grupo de edad más numeroso de la población, el Estado debe canalizar mayores recursos a este sector con una perspectiva incluyente y de fortalecimiento de la cohesión social.


De aquí rescato dos ideas: a) el grupo etario es un capital humano en el que no se ha invertido, y b) todo esfuerzo debe dirigirse hacia una integración de la cohesión social. Vamos bien, y una forma de comenzar sería sin duda integrando a un joven a la mesa de discusión. ¿Por qué seguimos discutiendo la cohesión social de los jóvenes y no integramos a los jóvenes al diálogo?


Hay también un tercer punto con el que estoy completamente en desacuerdo: los jóvenes son la vía para “proyectar el desarrollo nacional”. Creo que no hay nada más errado el día de hoy en el discurso de los juvenólogos.


Como joven me gustaría que dejáramos de una vez y por todas el discurso de que los jóvenes somos el futuro del país. No lo somos. Para haberlo sido, el reconocimiento tuvo que haberse dado hace 20 años, cuando mi generación estaba naciendo. Ello hubiese sido seguido por una contundente inversión en la infraestructura que nosotros utilizaríamos, en nuestras escuelas, nuestro acceso a la salud, nuestras oportunidades actuales de empleo y esparcimiento.


Los jóvenes somos el presente. El día de hoy, somos la mayor parte de la población en edad de trabajar y también quienes menos acceso tenemos a un trabajo decente. Existe una clara desvinculación entre lo que vivimos en la realidad y lo que la academia y la política apuntan como una camino de inversión. Como en toda construcción, sea de ingeniería o social, primero hay que preparar el área, luego sentar el basamento y después comenzar a construir.


Pero tampoco se vale quedarse en el pasado. No podemos pensar en lo que debió haber sido y no fue. Entonces, ¿qué podemos hacer hoy por nuestra juventud? ¿qué podemos hacer por el presente de nuestro país? ¿Cómo invertir ahora en nuestros jóvenes? El documento sugiere:


Para apoyar estos trabajos y evaluar sus resultados, resulta necesario conformar un observatorio de la juventud, donde pueda darse un debate y se puedan alcanzar acuerdos entre los distintos actores relacionados, establecer compromisos y generar sinergias entre las instituciones educativas y el sector productivo para apoyar la inserción laboral y la capacitación de los jóvenes, considerando diferentes esquemas de atención en los que se incluyan políticas de educación, capacitación, inserción laboral, salud y seguridad social, acceso a la vivienda, apoyo psicológico, cultura, deporte, esparcimiento y atención a las adicciones. El gobierno debe generar incentivos y apoyos a este tipo de colaboración. Debe existir una relación permanente entre educación y trabajo, a través de programas más amplios y flexibles de capacitación, actualización y educación continua, incluido el acceso a las nuevas tecnologías.


Para mí esta es la gota que derramó el vaso. Por esto mismo los jóvenes dejamos de tener confianza en las instituciones que se supone nos pertenecen. En vez de apropiarnos de lo que tenemos o modificar lo que ya existe, la academia busca crear espacios nuevos. Estos espacios son, por si fuera poco, propuestas por los adultos mismos. ¿Qué pasó con las políticas comprensivas y las acciones integradoras?


¿Y si en vez de crear un observatorio más exigimos que nuestros Institutos de Juventud sí trabajen? Para mí eso es un mejor comienzo. Por ejemplo, el Instituto de la Juventud del Distrito Federal tiene cinco escasos programas con pocas actividades al año. La participación de los jóvenes al interior de la institución se reduce a voluntariado y servicio social, pero no se observa a jóvenes en los espacios de toma de decisión o al menos, algún mecanismo de recuperación de su propuesta para la acción.


Una segunda opción es que exijamos a nuestro gobierno ratificar la Convención Iberoamericana de Derechos de las y los Jóvenes. Queda claro que existen marcos normativos como ese por medio de los cuales podemos dar basamento a los programas y políticas de jóvenes. Lamentablemente, eso no es prioridad para nuestros gobiernos.


Una tercera opción es apoyar las iniciativas que ya tenemos los jóvenes por invertir en nosotros mismos. Elige lleva ya varios meses lidereando un equipo de colectivos, grupos y asociaciones civiles dirigidas por jóvenes rumbo a una Plataforma Nacional de Juventud. Este es el mismo proceso que se ha seguido en muchos otros países de América Latina y que ha por lo menos resultado en la sistematización de las trincheras juveniles existentes en cada país.


Sin embargo, fuera de algunas fundaciones con capital extranjero y el sistema de Naciones Unidas en México, no hay gobierno o universidad que esté apoyando la Plataforma. Esto quiere decir, en resumen, que el problema con el planteamiento del documento México frente a la crisis en materia de juventud se basa en cuatro hechos fundamentales:


- Aún si en el discurso se busca cohesionar, en la práctica no se integran a jóvenes al debate como se demuestra en este

- La inversión en el milagro generacional no se hizo hace 20 años, debemos pensar en cómo solucionarlo ahora, no como se pudo haber solucionado ayer.

- Las instituciones gubernamentales que nos buscan representar, no nos representan pues no hay jóvenes en la toma de decisión de los Institutos de Juventud, no existe una planeación estratégica por periodo (como obliga la Ley de Juventud de 2000) dentro de dichos institutos y sus actividades anuales se pueden contar con los dedos en ambas manos.

- No se reconoce que la inversión en el grupo etario sea algo prioritario en las agendas políticas y por tanto, no existe apoyo a las iniciativas de jóvenes que ya existen.

1 comments:

Anonymous said...

Sirva este medio para informarle (s) que legisladores ciudadanos estamos editando el anteproyecto de la nueva constitución para la República mexicana y preperando la Asamblea Constituyente 2010.

Por favor visitar el sitio:

http://constituyentecivil-mexico2010.blogspot.com

Saludos.
Alfredo Loredo.
San Luis Potsí. S. L. P.
Correo: constituyentecivil.mexico2010@gmail.com