Hoy por la mañana di un discurso en el Salón Paraninfo de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla en el marco de la inauguración del Seminario Nacional: “Participación de los jóvenes en el desarrollo político nacional e internacional” co-organizado por la Fundación Friedrich Ebert en México y la Confederación de Trabajadores de México (CTM). En mis palabras de bienvenida hablé, de forma muy concreta, de la importancia que los jóvenes representamos en la política, ya sea esta nacional o internacional (exterior). Sin embargo, ello depende de nuestra iniciativa de capacitación y empoderamiento para exigir nuestro derecho y obligación de participación política. Dejar de lado los grupos y subgrupos identitarios que conformamos para la cohesión social los jóvenes y generar agendas progresistas y socialdemócratas incluyentes, innovadoras y propositivas.
Hablaron personalidades de la CTM, el candidato a diputado federal del PRI local y el presidente municipal del partido. Me pareció sumamente interesante que yo fui el único joven de la mesa y que por supuesto, los demás ponentes relataron de forma vertical lo que “la juventud” debería estar haciendo o cómo debería de generar sus agendas. Esto, naturalmente, no creo que sea la vía para promover la participación joven. ¿Por qué la CTM no puede mejor escoger a un joven representante del sindicato para dar las palabras de bienvenida? ¿No ello hablaría de una verdadera voluntad de que los jóvenes hablemos y participemos, desde la forma y hasta el fondo?
Después de la inauguración comenzó el Seminario formalmente. La primera dinámica la facilitó Ricardo Baruch, analizando la contribución de los jóvenes al desarrollo político internacional. Aquí fue evidente lo complicado que le resultó al grupo romper con el formato típico de ponencia académica. Sin embargo, una vez dada la oportunidad de hablar y discutir, los jóvenes rápidamente sintieron confianza y comenzaron a participar. Por medio de algunas dinámicas de grupo, Ricardo buscó que los jóvenes sindicalistas generaran una agenda política nacional y justificaran por qué la relevancia del listado priorizado.
Después presentó las opciones que los jóvenes tenemos para la participación e incidencia en la política. Enumeró las figuras internacionales más comúnes como lo son las instituciones académicas, las organizaciones de la sociedad civil, los partidos políticos, los sindicatos o incluso los grupos de acción. Trincheras para la acci’on de los jóvenes. Habló con respecto a las uniones y federaciones internacionales, presentando oportunidades de lobbying o “cabildeo de pasillo” para los jóvenes sindicalistas. Como un ejemplo de agenda, mostró la agenda de la organización de las Naciones Unidas: los Objetivos del Desarrollo del Milenio.
Me pareció interesante que en la medida en la que se le dio oportunidad a los jóvenes sindicalistas de hablar y participar, lo hicieron. Debatieron y expresaron sus inquietudes. Me llamó mucho la atención que les sorprendió tanto a los participantes como a los organizadores que pudiese haber tres jóvenes capacitados: en las palabras de bienvenida, en la primera dinámica y en la primera plática. Esto es un reflejo claro y contundente de la poca fe que se nos tiene a los jóvenes como actores políticos capaces y propositivos. ¿Por qué es sorprendente que podemos utilizar la palabra de forma elocuente y generar crítica constructiva para modificar nuestra propia realidad? ¿Por qué se sigue hablando de los jóvenes sin jóvenes presentes en la mesa?
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